Chapter Text
Wei Ying estuvo trabajando por tan solo veinte minutos cuando sonó la llamada. Esta sonó dos veces sin que nadie más la cogiera, y en el tercer timbre, resonó a lo largo de todos los escritorios [1].
Todos los operadores estaban ocupados atendiendo otras llamadas.
Él esperó otro medio segundo, jugando aquel juego de gallina en la que, si dudabas un poco antes de hacer algo que no querías hacer, entonces quizás alguien más lo haría por ti. Nadie lo hizo.
Y él actualmente no estaba despachando algo– su escritorio estaba completamente silencioso. Todo el mundo es un operador primero. Ese lema había estado plasmado en su cabeza desde su primer día de entrenamiento. A pesar de que su trabajo esta noche era despachar las emergencias de incendios en su escritorio #2, [2] si una llamada sonaba, debía contestarla. Wei Ying se preparó mentalmente y presionó el botón antes de que el cuarto timbre de la llamada terminara.
—911, ¿dónde está su emergencia?
Los programas de TV siempre lo hacían mal. Los operadores nunca contestaban las llamadas con “¿Cuál es su emergencia?”, pues la pieza más importante de información era dónde estaba la emergencia, y no cuál era. La mayoría de las personas llamaban mediante teléfonos celulares después de todo, y a pesar de que las operaciones triangulares [3]mejoraron significativamente, no eran tan precisas como deberían.
La persona que llamó no hablaba. Wei Ying podía escuchar una respiración pesada, agitada y rápida. ¿Era una emergencia médica?
—¿Hola? —él dijo.
—¿Puedes ayudarme? —Una tímida voz se escuchó desde sus auriculares. Una voz muy joven.
—¿Por qué necesitas ayuda? —Wei Ying le preguntó. A veces, les llegaban llamadas de niños jugando con el teléfono, o llamaban al 911 para que los ayudaran con las tareas. Tal vez eso era todo.
—Mi baba [4] no se despierta. Y hay sangre.
Wei Ying se tensó.
—¿Sabes dónde estás? —le preguntó, haciendo todo lo posible para que su voz sonara lenta y tranquila.
—En mi casa—fue la respuesta.
—¿Cómo te llamas?
—Lan Yuan.
—Hola, Lan Yuan— Dijo Wei Ying mientras sonreía. Se decía que, si sonreías mientras hablabas, entonces las personas podrían percibirlo. Él quería hacer todo lo posible para calmar al niño— ¿Puedes decirme cuántos años tienes?
—Cuatro.
—Lan Yuan, ¿hay alguien más en casa contigo además de tu baba?
—No—. Lan Yuan comenzó a resoplar. Wei Ying ya podía imaginarse al niño tratando de no llorar.
Mientras hablaban, Wei Ying escribía notas de la llamada para pasarle esa información a su colega, brindándole la ubicación provista por el teléfono celular. Lo único que esperaba era que esa ubicación fuera la correcta.
—Okay, okay, escucha– mis amigos irán a tu casa, ¿está bien? Ellos llegarán muy pronto para ayudarte a ti y a tu baba. ¿Puedes quedarte en el teléfono conmigo en lo que ellos llegan?
—¿Tú no vienes?
—No, lo siento, pero debo quedarme aquí para contestar las otras llamadas. Aun así, seguiré hablando contigo, ¿está bien?
Se escucharon más resoplidos del niño.
Wei Ying sintió que agonizaba.
Todo su trabajo iba acompañado con reglas y regulaciones muy estrictas. La Ley HIPPA [5] era una de esas cosas, por ejemplo, y también había un montón de restricciones con respecto a lo que se debía o no se debía hacer por teléfono. Sin embargo, este niño era muy pequeño, y tenía tanto miedo…
Al carajo.
—A-Yuan. ¿Me escuchas? —decidió hablarle en mandarín en lugar de hablarle en inglés, esperando no haber cometido el error de estresar más al infante. Ay mierda, ¿y si ni siquiera sabía hablar mandarín?
Se escuchó otro resoplido y, acto seguido, le contestó con una voz muy pequeña en mandarín—¿Cómo te llamas, Gege?
Cuando trabajaba con el teléfono, él no usaba su nombre, sino su número de empleado. Él debería contestarle y decirle “Operador 5876”. Sin embargo, lo que dijo fue—: Soy Wei Ying. Wei-gege.
—Wei-gege—A-Yuan dijo—¿Me ayudarás?
—Claro que sí, te ayudaré. Mis amigos también estarán ahí muy pronto para ayudarte. A-Yuan, ¿antes habías dicho que hay sangre? ¿Dónde está la sangre?
—En el piso. Y en la cabeza de baba.
—Okay, A-Yuan, ¿puedes caminar al baño y traer una toalla? Llévate el teléfono contigo y sigue hablándome mientras buscas la toalla.
Empezó a escuchar ruidos por el otro lado de la línea, queriendo decir que A-Yuan estaba levantándose para ir al baño. Alguien detrás de él aclaró su garganta, por lo que Wei Ying se dio la vuelta para ver a la supervisora—¿Qué estás haciendo?—ella le susurró.
Él solamente negó con la cabeza y siguió con la llamada—¿A-Yuan? ¿Ya tienes la toalla?
—Sí, Wei-gege—le contestó.
—Bien, bien. Llévaselo a baba, por favor. Ahora quiero que pongas la toalla justo donde está la sangre en la cabeza de baba. Quiero que lo presiones con un poco de fuerza. No te preocupes con usar fuerza porque no estarás lastimando a tu baba; estará bien. ¿Puedes hacer eso?
—Mjm—el niño le contestó con determinación.
Su supervisora lo agarró por el hombro. Wei Ying rápidamente silenció la llamada mientras le daba a un botón de sus auriculares.
—¡Se supone que debes usar la Línea de Lenguajes [6] si los clientes no hablan inglés, y lo sabes!
—El que me habla es un niño aterrado de cuatro años—Wei Ying dijo—Haré lo que sea necesario para asegurarme de que el niño se sienta cómodo.
Acto seguido, le preguntó a su colega—¿Quién está en el camino, Carrie?
—El Motor 2, Rescate 12 [7]—Su colega le contestó.
El rescate 12 significaba que Mo XuanYu estaría ahí asistiéndoles. Eso era bueno. El mandarín de Mo XuanYu no era tan bueno, pues su hogar no propició tanto la importancia de aprender chino durante los fines de semana de la misma manera que los Jiang en los años que Wei Ying vivía con ellos. Sin embargo, al menos él sabría cómo hablar con el niño e intercambiar saludos con él.
Wei Ying presionó el botón de sus auriculares otra vez para activar su micrófono y atender la llamada—A-Yuan, ¿tu baba se está moviendo o haciendo algún sonido?
—Está durmiendo—le respondió.
Esto podría significar cualquier cosa, literalmente. Tal vez el hombre era diabético, por lo que pudo haberse desmayado por un bajón de azúcar en la sangre. Tal vez había convulsionado o tenía un derrame cerebral. O, tal vez podía estar muerto.
—¿Aún sigue saliendo sangre de la cabeza de tu baba?—le preguntó a A-Yuan.
Hubo una corta pausa—Sí—Lan Yuan dijo—. Sigue saliendo sangre de su cabeza.
—Okay, vuelve a poner la toalla en su cabeza, ¿está bien?—Eso era bueno, pues las personas muertas no sangraban.
—Wei-gege—el pequeño niño dijo—¿Vendrás a ayudarme?
Era la segunda vez que le preguntaba eso. El corazón de Wei Ying se retortijó. Él quería decirle que sí, quería levantarse y salir del centro para ayudar al niño en persona.
—Lo siento, A-Yuan, no puedo—él dijo—Pero mi amigo va por ahí. Su nombre es Mo XuanYu. Él te ayudará.
Al otro lado de la línea, Wei WuXian pudo escuchar más sollozos y resoplidos—Wei-gege, tengo miedo—el niño lloró.
—Sé que tienes miedo, baobei [8]. Pero estoy aquí y seguiré hablándote, no te preocupes.
Y ahora, Wei Ying pensó en algo de repente.
A-Yuan no podía ir al hospital con la unidad de rescate. Si no había nadie ahí para cuidarlo, el equipo de rescate llamaría a la policía para que se lo llevaran a los servicios de protección infantil.
Si no encontraban a ningún pariente cercano que pudiera cuidarlo, A-Yuan podría terminar en Servicios Sociales.
Wei Ying se congeló. Eso no podía pasar.
Abrió otra ventana en el navegador de la computadora y empezó a indagar. Técnicamente, se suponía que no podía hacer esto. Sin embargo, como él era el tecnólogo del trabajo, le dieron unas credenciales que le brindaban más ventajas y libertades que un típico despachador u operador de emergencias.
Y, además, si ellos no querían que aprovechara esto, entonces no debieron darle el poder para hacerlo, ¿verdad que no?
Mientras se ponía manos a la obra, hablaba con A-Yuan. El niño le dijo que su animal favorito era el conejo, y que su Baba le prometió que un día le conseguiría un conejo como mascota.
Wei Ying se abstuvo de decirle a A-Yuan que su animal favorito era el zorro, pues no sabía si el niño estaba al tanto de que el conejo era la comida primaria de los zorros.
Sus dedos recorrieron los teclados mientras seguía tratando de buscar información. La dirección brindada por el teléfono celular, según los registros de propiedad, le pertenecía a un tal Lan Zhan. Eso sonaba prometedor. Él era un solo propietario, queriendo decir que no tenía propiedades compartidas. ¿No había una mamá?
—A-Yuan, ¿quién te cuida cuando tu baba no puede?
—Mi bobo [9]—le respondió.
—¿Sabes cómo se llama tu bobo? O, ¿sabes cómo llaman a tu bobo en inglés?
—Lan XiChen.
Con esta información, Wei Ying continuó investigando. Lan Zhan no tenía ninguna red social apropiada, pero la de Lan XiChen era un poco mejor, pues esta al menos tenía una foto de perfil. Si este era el hombre correcto, tenía más o menos la misma edad de Wei Ying, o tal vez era un poco mayor. Su sonrisa se veía amigable, pero profesional.
No había manera de saber si esta era la persona correcta o no. Además de su correo electrónico profesional, este perfil no contenía ninguna otra información de contacto.
Su colega le dejó saber que las unidades de rescate habían llegado—A-Yuan, ¿podrías abrir la puerta para que mis amigos puedan entrar y ayudar a tu baba?—le preguntó.
—Supongo—A-Yuan dijo, sonando indeciso.
—Están aquí para ayudarte, A-Yuan. Déjalos entrar por favor.
Acto seguido, se escucharon ruidos al otro lado de la línea, como si estuvieran moviendo el teléfono. Luego, apareció una voz—¿Operador?
—XuanYu—Wei Ying dijo con alivio—Hay un tío. Se llama Lan XiChen, creo. Verifica los contactos del teléfono, y busca a alguien que pueda cuidar del niño, por favor.
—Trataré—dijo él, y luego, la llamada terminó. Wei Ying se quitó los auriculares y se levantó—Tomaré un descanso—él dijo a pesar de que apenas había empezado su turno.
Fue a la sala de descanso e intentó contener sus lágrimas. Es solo la coincidencia de la edad, se dijo a sí mismo. El niño tiene cuatro años y es chino. Es coincidencia. Contrólate.
Wei Ying paralizado durante los próximos quince minutos mientras tomaba asiento y observaba el laminado barato de los gabinetes en la pared. Hacía lo posible para evitar que los recuerdos lo amortiguaran y abrumaran.
Él necesitaba volver a su escritorio y trabajar.
Él fue a su casillero y lo abrió para sacar su teléfono. Los aparatos electrónicos estaban prohibidos en los escritorios, así que solo podía verificarlo durante las horas de descanso o cuando estuviera comiendo en la medianoche.
Había un mensaje de Mo XuanYu:
Mo XuanYu –
Encontré al tío. Llegó justo antes de que metiéramos al papá en la ambulancia. Estará bien, solo fue una contusión y le tienen que suturar la herida. El tío tiene al niño.
Wei Ying le escribió rápidamente las gracias y Mo XuanYu le contestó con un gif de The Office, acompañado con un “no hay problema”. Los paramédicos debían tener sus teléfonos consigo mismo mientras trabajaban.
Qué suertudos bastardos.
Wei Ying guardó el teléfono en el casillero y volvió a su escritorio mientras. Le asintió a su colega en agradecimiento ya que lo cubrió en lo que él descansaba.
Él estaba lleno de preocupación. Él quería saber cómo estaba el padre de A-Yuan, y también quería asegurarse de que A-Yuan estuviera bien.
Wei Ying prosiguió a hacer lo que siempre hacía cuando estaba distraído y no tenía nada que hacer: dibujar.
Las reglas de los centros de emergencia prohibían los aparatos electrónicos, mas no prohibían los libros ni libretas, así que Wei Ying convirtió una de esas libretas en un cuaderno para escribir y dibujar.
Sacó su cartuchera llena de lápices de madera y, en una nueva página, comenzó a trazar varios trazos amplios para conseguir un contorno.
Ya que a A-Yuan le gustaban los conejos, él le dibujaría algunos conejos. No lo verás de nuevo para dárselo, ¿qué estás haciendo?
Él ignoró la voz negativa en su cabeza que sonaba bastante a Jiang Cheng y siguió dibujando.
Al rato, ya tenía el boceto de dos conejos: uno grande y otro pequeño. El conejo más pequeño se inclinaba hacia arriba para tocar la naricita del otro conejo con la suya, y tenía una de sus largas orejitas levantadas y curvadas. Era adorable. Usualmente, Wei Ying no dibujaba cosas adorables.
Él se suponía que no debía estar dibujando conejos, de hecho. Este fin de semana, era su nueva sesión se juegos con su grupo, y se suponía que los personajes visitarían una ciudad nueva. Como tenía libre los sábados, ese era el día estipulado para reunirse, así que debería aprovechar el tiempo libre para sacar un papel y empezar a hacer bocetos de las tabernas, tiendas, y, obviamente, de la ciudad nueva. Y probablemente debería dibujar un NPC [10], o tal vez dos.
De hecho, no era como si TUVIERA que hacerlo. No había ninguna regla, o ley, ni nada de eso. Era solo que los integrantes de su grupo de juegos eran unos mimados, así que HACÍA dibujos de sus NPCs a menudo para que ellos pudieran visualizar los personajes que estaban interpretando, y pudieran interactuar más fácilmente.
Si no hiciera los dibujos, varios de los jugadores podrían lloriquear. En especial Nie HuaiSang, quien definitivamente lloriquearía.
Él suspiró y abandonó el dibujo de los conejos para pasar otra nueva página. Justamente cuando lo hizo, sonó el teléfono.
Él se inclinó y presionó el botón necesario para escuchar la información que se pasaban—Motor 1, Rescate 11. 2823 Caldecott Lane, Dificultad Respiratoria. Entre la tercera avenida de la Calle Cross y Stone Drive. [11]
Él esperó un momento antes de decir—Motor 1 respondiendo, Rescate 11 respondiendo.
Wei Ying siguió trabajando, e hizo lo posible para no pensar tanto en si el pequeño A-Yuan y su baba estaban bien o no.
Cuando Lan Zhan despertó, se percató de dos cosas al instante: su boca estaba seca, y su cabeza dolía.
Él abrió los ojos y parpadeó varias veces antes de percatarse de que estaba en el hospital. ¿Qué había pasado? Él trató de sentarse para analizar la situación y el movimiento hizo que alguien se acercara a él.
—Oh, estás despierto. Se supone que avise si te despertaste, espera un momento.
—¿Nie MingJue? —Lan Zhan preguntó, sintiéndose más confundido que antes. ¿Por qué estaba en el hospital, y por qué Nie MingJue estaba aquí con él?
Nie MingJue presionó el botón de llamada y le dejó saber al enfermero que Lan Zhan se había despertado.
Otro pensamiento se le vino a la cabeza de la nada, por lo que extendió su mano para agarrar el brazo de Nie MingJue—A-Yuan—él jadeó—¿Dónde está A-Yuan?
—Con XiChen, y es por eso que estoy aquí. Estábamos cenando cuando recibimos una llamada de que estabas a punto de ser transferido al hospital y alguien necesitaba buscar a A-Yuan. Nos apresuramos allá y se decidió que A-Yuan estaría más cómodo con XiChen que conmigo, así que vine aquí. XiChen iba a llamar a tu tío.
Antes de que Lan Zhan pudiera hacerle más preguntas, la enfermera vino y, durante la próxima hora, se pasó respondiendo preguntas y dando información. Ahí se enteró que los servicios de emergencia lo encontraron desmayado y con la cabeza sangrando. Él recordaba sentirse muy débil e inestable antes de que todo sucediera y, por encima de todo, apenas estaba recuperándose de su gripe. Lo único que podía suponer era que se desmayó por deshidratación o cansancio, y es por eso que terminó golpeándose la cabeza con la orilla de la mesa mientras caía al suelo.
El hospital le hizo un montón de estudios y descartaron la probabilidad de que hubiera tenido un ataque al corazón o un derrame cerebral, y tampoco había evidencia suficiente como para confirmar o descartar una convulsión. El hecho de que se hubiera desmayado y golpeado la cabeza era la explicación más probable. Él tuvo una contusión que ocasionó una laceración en la cabeza, así que debía ser suturada. Probablemente le darían de alta mañana si todo salía bien.
Luego, el equipo médico se fue, y Lan Zhan miró a Nie MingJue, quien se había ido a una esquina en el fondo de la habitación, enviándole mensajes a Lan XiChen.
—¿Cómo los servicios de emergencia supieron llegar a casa?—él preguntó.
—A-Yuan llamó al 911—Nie MingJue le respondió.
Lan Zhan lo miró con sorpresa en sus facciones—¿Hizo eso? Hablé con él sobre eso antes, pero no sabía si iba a recordarlo.
—Y lo hizo bastante bien. Aparentemente, el operador de la 911 dejó una buena impresión en él. Cuando los servicios de emergencia llegaron a tu casa, él estaba presionando una toalla en tu cabeza, y dijo que lo hizo porque su Gege en el teléfono dijo que lo hiciera.
Lan Zhan cerró sus ojos y suspiró—Debió haber estado tan asustado. Tengo que verlo.
—Mañana—Nie MingJue le dijo—XiChen dijo que se quedó dormido hace una hora.
Lan Zhan asintió con la cabeza. Él también estaba cansado. Le garantizó a Nie MingJue que no necesitaba quedarse con él, y luego habló un momento por teléfono con su hermano. XiChen le prometió que estaría en el hospital con A-Yuan en la mañana y se quedarían con él hasta que le dieran de alta.
Cuando estuvo solo en el cuarto del hospital, cerró sus ojos, se relajó en la camilla incómoda y se preguntó qué tan asustado debió haber estado A-Yuan en tomar el teléfono y llamar al 911. También se preguntó quién fue la persona que habló con él y lo ayudó.
Lan Zhan esperaba que este ‘gege’ estuviera teniendo una linda noche.
Wei Ying no estaba teniendo una linda noche.
Él disfrutaba atender las llamadas de emergencia de incendios porque tendía a ser más tranquilo y le daba el tiempo suficiente para leer, escribir, dibujar y prepararse para las sesiones de juego con su grupo. Además, esto implicaba que tenía que contestar llamadas provenientes de distintas organizaciones de rescate e incendios con distintos protocolos y reglamentos. Por lo tanto, era retante para Wei Ying.
Sin embargo, esta noche fue una cosa completamente diferente. Una alarma comercial de incendios [12] fue activada en un almacén fabricante de pinturas. El Departamento Local no estaba equipado para manejarlo, por lo que empezaron a llamar para solicitar ayuda. Wei Ying había coordinado múltiples llamadas, por lo que el incidente duró más de tres horas.
Finalmente, el fuego se puso bajo control y no se reportaron heridos. Sin embargo, Wei Ying estaba exhausto y no había podido comer ya que no quería tomarse un descanso cuando había sido él quien coordinó todas las llamadas.
Cuando finalmente fue a la sala de descansos a las 3:00am y se quedó observando su plato congelado dando vueltas en el microondas, fue cuando comenzó a pensar una vez más en el pequeño A-Yuan.
Cuatro años. Solo y asustado. Llamando al 911 porque no tenía otra manera de buscar ayuda.
Wei Ying no había llamado por ayuda cuando tenía cuatro años. Según el Tío Jiang, él estaba luchando por salir de su carsil [13] para llegar al asiento delantero y acostarse sobre el cuerpo inerte de su madre.
Lo encontraron horas después, lo sacaron del auto y se lo llevaron a Servicios Sociales.
Sus memorias de ese entonces estaban fragmentadas. Lo único que recordaba era que lloraba cada noche por la muerte de sus padres. Tío Jiang vino, lo adoptó y se lo llevó a Muelle de Loto dos días antes de su quinto cumpleaños.
Él seguía llorando y gritando en la noche después de eso, pero al menos YanLi y Jiang Cheng estaban ahí para consolarlo.
¿Acaso había alguien con A-Yuan esta noche? ¿Había alguien sosteniéndolo y consolándolo? Wei Ying esperaba que sí.
Esto es ridículo. Ni siquiera lo conoces. Supéralo.
El plato terminó de calentarse y sacó su comida barata del microondas, como siempre hacía desde que empezó a trabajar.
Nada había cambiado. Nada.
Sin embargo, ¿por qué sentía como si algo hubiera cambiado, como si el mundo de repente hubiera cambiado de dirección?